Azul Ultramar: El color más precioso que valía más que el oro
Desde los frescos medievales hasta los lienzos de los grandes maestros del Renacimiento, el Azul Ultramar ha sido sinónimo de lujo, devoción y arte sublime. Su nombre, que significa "más allá del mar", proviene del latín ultramarinus, en referencia a su origen: la piedra semipreciosa lapislázuli, extraída en las remotas minas de Afganistán. Durante siglos, este pigmento fue el más caro y exclusivo, reservado para las obras más importantes, como los mantos de la Virgen en la pintura religiosa.
El Azul Ultramar era tan costoso que algunos artistas, como Miguel Ángel, abandonaban ciertas partes de sus obras hasta conseguir fondos para comprarlo. Sin embargo, su intensidad y resistencia al paso del tiempo lo convirtieron en un favorito de pintores como Vermeer, Tiziano y Velázquez. En el siglo XIX, la creación del Ultramar sintético permitió que este azul celestial estuviera al alcance de todos los artistas, manteniendo su brillantez sin el elevado costo del lapislázuli.